10.6.14

La historia interminable… que terminó


Estás ahí, esperando, como yo. Pareces nervioso. Te has traído un libro para intentar sosegar tu ánimo pero no lo consigues.

Abres el libro, lo cierras, lo das una vuelta y otra, y lo ojeas una vez más por detrás.

Tomas tu teléfono, último modelo… Lo activas. Nada, sin novedad en el frente. Lo guardas. No lo terminas de guardar y lo vuelves a sacar…

El libro se cae. Lo miras y te fastidia su posición. 

- Paso.

Pantalla en negro, lo activas. Nada. Lo metes en el bolsillo de la camisa.

Suena mi móvil. Te aceleras y lo vuelves a sacar. Lo guardas y me miras como si te hubiera hecho una faena y de las gordas…

Te llaman desde la recepción, ya está listo tu coche. Firmas, pagas y te marchas.

Reparo en el libro que sigue aún en el suelo. Lo recojo y salgo detrás de ti.

Estás al teléfono, en silencio, escuchando y con la cara desencajada… no me atrevo a acercarme más. Nos separan unos cinco metros. Avanzas unos pasos y sacan tu coche. Me lanzo, has colgado.

- Disculpa, te dejaste el libro…

Me miras de nuevo… todo te molesta…

- Quédatelo, total, ya no podré dárselo…

Te subes al coche y metes primera. Desapareces.

Me has dejado ahí, de pie, y con un montón de preguntas…

Si no sé lo que pasa, por qué me afecta? Es fácil, por tu gesto.

Virginia

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