29.4.15

Huellas…



Un día decidí conservar tus manos y fijar su tamaño y forma,
ese martes, no era nada especial y contabas con cinco años.

Un día de tantos que me acariciaste la cara, me llamaste mamá y me diste un beso.
Una tarde de esas que tu sonrisa y tu llanto te hacían persona.

Te encaré el molde y sin miedo apretaste. Y te emocionaste al ver el resultado y quisiste repetir con cara, pies, y vuelta y media a las manos. Te diste cuenta del poder de la fuerza y lo que era aprender algo. 


Te pedí de nuevo las manos y allí quedaron como testigos de un tiempo y una tarde de martes.

Ahora las miro con ternura y hago memoria de esos años.

Ahora uno nuestras manos tibias y me doy cuenta de cómo pasa el tiempo…


Vir

2 comentarios:

  1. ¡Qué bonito Vir! Cuánto sentimiento en poco más de 10 líneas. Los recuerdos "tangibles" siempre son los más vivos.

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    1. Gracias, Chelo, cuido este molde muchísimo ya que no está fijo y cualquier golpe o movimiento lo borraría.

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